En una sociedad que evita el dolor y la incomodidad, es necesaria una llamada a la valentía. El miedo, la decepción o la tristeza no son los opuestos al amor, la ilusión o la alegría. Todo forma parte de la experiencia de vivir. Si queremos aspirar a los puntos dorados de la vida, hemos de estar dispuestos también a caer y sentir el desaliento de los puntos de sutura. La alternativa acostumbra a ser la zona media, ese espacio donde por evitar la herida cerramos las puertas a los momentos más extraordinarios. Desgraciadamente, mucha gente la elige. Vive de forma que te duela marcharte es una filosofía de vida valiente que nos acerca a los sueños y a las conexiones profundas a través de la implicación, la autenticidad y el coraje. ¿La recompensa? Sentir que, a pesar de las heridas, nuestra existencia ha valido la pena.