Un hombre anticuado, presenta, a través de la retórica, el humor, el recuerdo creativo y la tradición del género de novela epistolar, a dos personajes extemporáneos y tal vez imposibles, pero finalmente entrañables, a los que los tiempos modernos (la modernez, o la modernidad) pareciera haber dejado arrumbados en el desván de los trastos inservibles, y cuyo encuentro (no menos extemporáneo, tal vez no menos imposible) unido a la inocencia y bondad de sus corazones, los conduce a encontrarse a sí mismos, a través de un tan largo como inesperado meandro de sus vidas, al parecer ya condenadas.