Se agradece que por una vez el protagonista no sea un adicto al trabajo. Me explico, en la mayoría de novelas nos encontramos con personajes que parece que solo viven para trabajar, y los mismo pasa en la tv y en el cine, meten horas y horas en el trabajo como si fuese lo único que diese sentido a sus vidas y luego se quejan de su propia vida a amigos y familiares (pasa lo mismo en la vida real). Aquí lo que tenemos es a un hombre que no da palo al agua porque no lo necesita y no por eso se le debe ver como un vago, símplemente va por la vida buscando su propia satisfacción pero sin quejarse ni amargar a la gente. Puede que por eso el personaje no caiga muy bien porque representa lo que reálmente queremos ser. Como último apunte yo leí esta novela bajo el título "Erase una vez un padre", todavía no había salido la película.
hace 8 años