Ser adolescente no es nada fácil, y menos aún si, como Véronique, se vive con un padre y una madre un tanto especiales, que no puede comunicarse como el resto del mundo. Fuera de las paredes de su casa, la gente cuenta historias, se enfada, ríe y ama. Los padres de Véronique también hacen todo esto, pero con las manos: son sordomudos.Las pequeñas anécdotas e historias familiares son tan irreverentes como reflexivas, tan sencillas como profundas, tan singulares como cercanas a nuestras experiencias. De lo que podría haber sido un drama, Véronique Poulain hace una comedia: un libro único sobre una familia que también lo es.