Tras ser superado en un duelo improvisador por un músico más joven, The Horn sale a dar tumbos por las calles de Nueva York por última vez, mientras amigos y amantes se aventuran en su busca al tiempo que van deshilvanando para el lector toda una vida y leyenda de talento y excesos, sacando a flote toda la verdad del que, al menos en la novela, se presenta como mito viviente del jazz, tras el cual el lector no tardará en hallar un sospechoso parecido con Charly Parker o John Coltraine. A través de esta narración multifocal de la vida de Edgar Pool, Holmes crea una atmósfera jazzística envuelta en humo y nieblas neoyorkinas sin parangón más que en escenas aisladas de On the Road o Visions of Cody, de Kerouac. Hay quienes sostienen que The Horn es a la lengua inglesa lo que El Perseguidor, de Julio Cortázar, es a la española en cuanto a la recreación musical y rítmica a través de la palabra.