Knoxville, Tennesse, década de 1950. Cornelius Surte deja atrás su vida acomodada, abandona a su mujer, compra una barcaza y se convierte en pescador. Su nuevo mundo es el río, donde su destino se une al de los vagabundos, los ladrones, las prostitutas y demás parias cuya vida transcurre entre la mera supervivencia y una muerte sórdida. Así, la historia de Surte -que comparte los rasgos tradicionales de los héroes de McCarthy: solitario impenitente y víctima de un aislamiento que no acaba de entenderse del todo- se convierte en el relato de una vida anónima, sin compromisos, que explora la existencia en sus formas más rudas de un modo no exento de lirismo, y también en una reflexión sobre la identidad y la ausencia de propósitos en la vida.