Me gustó la forma en que está estructurado el libro, ya que inicia con Livvie en un hospital, recuperándose de una serie de heridas y siendo interrogada por dos agentes del FBI acerca de su secuestro. Por lo mismo, conocemos los acontecimientos tanto por las historias que Livvie va narrando a los agentes como por sus recuerdos. La única pega, al menos de la primera mitad, es que la novela se alarga mucho con las reflexiones de la protagonista y además, se introduce una relación entre dos personajes secundarios, que no tiene ni ton ni son en el argumento y que no llega a ninguna parte, absolutamente innecesaria. Por supuesto, seguí odiando a Caleb la mayor parte del libro, a pesar de su conflicto interno entre la lealtad hacia su “mentor” y sus sentimientos hacia Livvie. Afortunadamente, ganan estos últimos que, junto a unos muy buenos giros argumentales, desencadenan un final impactante y emotivo, en que Caleb es capaz de redimirse incluso más allá de la situación puntual de Livvie. Lo que genera un poco de repelús es que ella se haya enamorado de su captor. No digo que no sea posible considerando el pasado bastante desamparado de Livvie y el hecho de que en una situación tan condicionada, Caleb era el único punto de consuelo, cuando dejaba que su interés por ella traspasara sus “obligaciones”. Sin embargo, faltó profundizar en este aspecto para que realmente fuera creíble.
hace 8 años