La primera vez que Wulf ve a Raine es cuando se encuentra a una mujer peleando, sola, contra dos ladrones en el camino a la ciudad de Stavanger. Él detiene su carro para ayudarla, pero ella le contesta, firmemente, que no lo necesita; no en vano ha sido entrenada, desde que era una niña, por su padre, Valar, el mejor capitán del rey y profesor de lucha que ha habido nunca en todo el reino.Él, en contra de su voluntad, acepta no intervenir y se aparta observando cómo ella pega una paliza a los malhechores y los hace huir acobardados. Y, desde ese momento, sabe que ha encontrado lo que buscaba. Raine no opina lo mismo porque hace tiempo que ha decidido que nunca uniría su vida a la de un berserker, y aprovecha que él no puede seguir el ritmo de su montura y se dirige, galopando, hacia la ciudad.Pero Wulf no está dispuesto a dejar que se le escape la única oportunidad que tiene de sobrevivir a la maldición de los berserkers.