No, la historia no se repite; se repiten las bajezas de los hombres y sus vilezas. Sin embargo, cuando las gentes más simples toman decisiones extraordinarias, la historia se altera y, al menos por una noche, cambia súbitamente. Una trasformación así presenciaron los habitantes del pueblecito onubense de Trigueros; y lo cierto es que la guerra aún no se barruntaba, pero los tiras y aflojas entre los de siempre ya enrarecían el ambiente, y se planteó lo que parecía implanteable: ¿Procesionar o no procesionar con san Antón? Procesionaron, lo afiliaron al sindicato UGT como socio de honor y procesionaron, vaya si lo hicieron, y todo el pueblo fue una fiesta. No cundió el ejemplo. De aquel gesto, más bien gesta, nadie se acordó en julio de 1936. PAN Y CIELO no es una novela sobre la guerra, es un libro sobre la vida en un pueblecito contada de una manera divina, tan divina que los narradores son el propio san Antón y san Sebastián, llamados a careo por el Altísimo. Tiene mucho de película de Berlanga, unas gotas de humor negro y una mezcla de miel y de hiel; la miel la ponen los santos y la gente sencilla que busca un entedimiento a toda costa; la hiel, el presagio de la tragedia que se avecina y que nadie supo, pudo o quiso frenar. "Cuando unos están sordos o escuchan lo que no se dice, cuando otros están ciegos o ven lo que no existe, cuando los demás están mudos o hablan sin conocimiento, poco se puede."
hace 7 años