Esta nueva entrega de las aventuras del detective Ricardo Blanco se inicia con la súbita muerte del primer violín de la Filarmónica de Nueva York durante un concierto en el Auditorio de Las Palmas. La trascendencia internacional del caso y la necesidad de una gran discreción hacen que la policía recurra a los servicios de Blanco para investigar lo que resultará ser un asesinato. Las sospechas se centran pronto en torno a uno de los miembros más recientes de la orquesta, la viola canadiense Juliette Legrand. Sin embargo, a medida que va escarbando en su pasado, Ricardo Blanco se siente irremediablemente atraído por ella, cosa que le producirá más de una complicación. Los lectores de las dos novelas anteriores que protagoniza este investigador reconocerán aquí algunos de sus rasgos ya familiares: su desastrosa vida personal, su tendencia al enamoramiento, su poco interés por el dinero. Pero en Muerte de un violinista hallarán nuevos datos sobre su pasado. Estos elementos, junto a un variado elenco de personajes secundarios y a un sorprendente giro final, lleno de acción trepidante, conforman una historia que consigue mantener en vilo al lector.