MÍRAME A LOS OJOS. No es tan difícil entendernos

MÍRAME A LOS OJOS. No es tan difícil entendernos HATIBI, MIRIAM

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Resumen

«Quiero para mis hijos un mundo que apueste por la convivencia, la diversidad, la pluralidad y el diálogo, sin que nadie tenga que dar explicaciones por sus apellidos o creencias.»Míriam Hatibi en La Vanguardia ¿Qué le pasa al mundo? ¿Qué nos pasa a nosotros? A partir de su propia experiencia, Míriam Hatibi relata en primera persona el descubrimiento de «ser diferente» y la construcción de una identidad plural. En un tono cercano, con inteligencia y agudeza, Hatibi desmonta tópicos y estereotipos sobre la diversidad, y reflexiona sobre los conceptos de integración y asimilación, tolerancia y convivencia. En un momento en que las identidades se ven sacudidas por una profunda crisis, este llamamiento a abrir los ojos y a descubrir al otro -y a la vez a nosotros mismos- es más necesario que nunca. Urge iniciar el diálogo que nos permitirá entendernos. Frente al discurso del racismo y del odio, Míriam Hatibi deconstruye el prejuicio que fractura a la sociedad alzando barreras mentales. Mírame a los ojos es, sobre todo, la firme defensa de una sociedad abierta, basada en el intercambio cultural y el respeto, y que apueste por la convivencia. «Solo cuando sabes quién eres y cómo te defines, puedes decidir hacia dónde vas, diferenciar lo que está bien de lo que está mal, e incluso lo que te gusta y lo que no, lo que aceptas y lo que rechazas. »Se dice que los demás son el espejo en el que nos reflejamos. Si yo me miro en mi propio espejo, soy MíriamHatibi, de Barcelona, ilerdense, española, catalana, marroquí y musulmana. Si me miro en el espejo de los demás, soy Míriam, inmigrante de segunda generación, como si la condición de inmigrante se pudiera heredar. Nuestros padres vinieron aquí a ganarse la vida sin hacer ruido. En cambio los hijos de los inmigrantes somos activos y reivindicativos. »Suelo decir que si fuera un hombre blanco disfrutaría de mucho más tiempo libre porque no tendría que estar justificándome constantemente. Pero también sé que si no hablo, hablarán por mí, y cuando hablan por mí, ya he visto cómo va la cosa. Por eso decido tomar la palabra.»