A su muerte en 1967, Ackerley legó sus diarios a su amigo el escritor Francis King. En la selección que King hizo de estos documentos, y que abarca un período de nueve años que comienza en 1948, Ackerley habla fundamentalmente de lo que él llamaba «sus mujeres»: su anciana tía Bunny, su perra pastor alemán Queenie y su hermana Nancy. En estas páginas queda patente el amor que Ackerley sentía por su posesiva e irascible perra Queenie, y la tortuosa y fascinante relación que mantenía con su hermana Nancy, una mujer profundamente infeliz, dependiente, celosa y manipuladora, por la que Ackerley sentía una mezcla de compasión y odio. Estos diarios son una de las demostraciones más impresionantes de que el más común de los temas –la relación con una hermana a la que se detesta– puede convertirse en el más hipnótico prodigio literario. Pero Mi hermana y yo es sobre todo un retrato impúdico del propio Ackerley, que nos desvela la ambivalente personalidad de este magnífico escritor, su misoginia, su amor por la naturaleza, su homosexualidad, su actitud ante el trabajo, o su relación con personajes de la talla de E. M. Forster y Siegfried Sassoon. Es, a fin de cuentas, un relato conmovedoramente bello sobre la naturaleza humana.
«Uno de los testimonios más escalofriantes sobre cómo se articula nuestro mundo sentimental en torno a los vínculos de familia». Andrés Barba J.R. ACKERLEY (1896-1967) fue un escritor y editor británico. De 1935 a 1959 fue el editor literario de The Listener, la revista semanal de la BBC, donde publicó por primera vez a varios importantes poetas y narradores británicos. Tuvo una gran amistad con E.M. Forster, que definió como «la más larga, la más estrecha y la más importante de mi vida». Entre su vasta obra destacan los libros de memorias Hindoo Holiday, My Dog Tulip, y Mi padre y yo.