Resumen

“En tiempos de las bárbaras legiones, de lo alto de las cruces colgaban a los ladrones… Hoy, en pleno siglo del progreso y de las luces, del pecho de los ladrones cuelgan las cruces”. Anónimo, siglo XIX.” Toda la acción, propiamente dicha, ocurre en un día de 1891, en las mazmorras de San Juan de Ulúa, donde dos prisioneros conversan. Uno de ellos, viejo y moribundo (Valentín Altamirano), cuenta al otro (Ponciano Prieto) tremendos secretos relacionados con el verdadero papel del clero católico en momentos decisivos de la historia de México y le revela el paradero de las pruebas documentales de acciones infames, como pactar la declaración de independencia del país para conservar los privilegios que en España le quitaron a la Iglesia las Cortes de Cádiz, o acordar con Porfirio Díaz una serie de medidas que irían neutralizando los efectos de las Leyes de Reforma, promulgadas por Benito Juárez. El anciano es prolijo en la enumeración de precedentes y consecuencias, así como en la descripción de escenas y personajes en apoyo de su relato. La narración se adereza con datos y peripecias significativos; por ejemplo: en el tribunal que juzgó a Miguel Hidalgo fueron los curas quienes con mayor encono pidieron su fusilamiento y luego, ante la duda del pelotón de dispararle a un sacerdote, argumentaron: “Al matar a Hidalgo te salvarás… Dios te ha escogido y te premiará con el cielo cuando aprietes el gatillo y acabes con la vida de este gran hereje.” Los personajes y la obra en general son muy explícitos respecto a que lo condenable en esta serie de infamias es la actuación de personas concretas (pertenezcan al clero o no), y de ningún modo se manifiestan contra el dogma, la doctrina o la fe católica; también dejan claro que a lo largo del siglo XIX en México la Iglesia católica estuvo siempre aliada al poder y para defender sus intereses traicionó, corrompió, manipuló y mintió sin reservas, siempre desde las sombras.

1 Críticas de los lectores

7

Lo brillante de la novela de Francisco Martín Moreno radica en cómo narra los hechos que sucedieron, en este caso, cuando la Iglesia tomó el poder y trató de desviar el rumbo progresista de México. Nos narra un baño de sangre, el juego sucio de los conservadores contra los liberales quienes lucharon por un mejor país en donde la gente se guiaba más por lo que escuchaban en las homilías que por tratar de salir adelante. Nos muestra sin ánimos de ofender a la institución católica su lado oscuro, su parte retrógrada que solamente buscaba con afán enriquecerse con el diezmo dominical sin importar la pobreza que amenazaba al pueblo. Una de las novelas más sólidas del periodista mexicano quien con esta entrega sorprende más su valentía al narrar el infierno que vivía México en tiempos de la Constitución de 1857. No obstante, lo único que sí pediría al escritor sería extender más su redacción novelada ya que al estar cargada de datos históricos causa ese bochorno al lector al confundirse con una maraña de situaciones que son imprescindibles para asimilar las tretas de una de las instituciones más asesinas de la historia.

hace 8 años