Ambler (1909—1998) siempre se caracterizó por ser una persona muy reservada, de modo que el enorme séquito de lectores quedará sorprendido por las revelaciones que hace en su autobiografía. Sin solemnidad ni exageración, va quitando las capas de experiencia que han afectado a su vida con la misma habilidad que utiliza para desarrollar el argumento de sus novelas. Además, examina a su familia y amigos con la misma mirada fría y penetrante que vuelve hacia sí mismo.