En Mamá se quiere morir... y no hay manera, se descubren nubes y nubarrones avanzando amenazantes hacia La Jaralera, ese remanso de paz que gobiernan los Sotoancho desde hace más de doscientos años y que gracias a las tierras heredadas del tío Juan José ha ampliado sus dominios hasta las 40.000 hectáreas. Esas nubes tienen nombre de torero, Ferolitos, un joven novillero que ha conquistado el fogoso corazón de Marsa, actual mujer del marqués, a quien en un arranque de amor taurino ha prometido brindarle su primer toro en el coso de la Maestranza durante una de las corridas de la Feria de Sevilla.