Vaporosidad aromática que se dispersa en letras. Embriagaciones íntimas que desvelan la fragilidad quebradiza o compleja de este mundo febril e inusitado que son los sentimientos. Fantasmas, miedos interiores, inseguridades, y la caducidad inevitable de lo que parecía eterno. Anita Nair sabe abordar con notables dosis de talento y delicadeza todos estos temas; extrayendo todo el jugo a las relaciones personales que agarrotan y avivan a los personajes que las inspiran. El juego metafórico entre el comportamiento científico de los ciclones y la mitología griega, da paso a la esperanza en las segundas oportunidades y a revindicar los sagrados vínculos paterno-materno filiales. Una lección emocional para abrirse paso cuando estamos acompañados por la fría sombra que titila y centellea en el abismo. Literatura de alta escuela que me ha encantado.
hace 8 años