Hay tantas novelas de investigación policial, hemos conocido a tantos inspectores, investigadores privados, forenses... que no es la sorpresa lo que tenemos que buscar en esta serie del inspector Manuel Bianquetti, sino que es una historia creíble, gente de verdad, ciudades y calles de verdad, diálogos de verdad y reacciones de verdad. Bianquetti es tosco, de difícil trato, violento, desconfiado, la caga muchas veces, reacciona como cualquier ser humano con su propio carácter y te lo crees de principio a fin. Benito Olmo escribe de forma clara, directa, sin complejidades y sin ningún complejo, no hay tramas cruzadas ni engaños, no hay exceso de personajes, no hay nada que te confunda, capítulos cortos, rápidos, donde siempre caminas al lado de Bianquetti, sabes lo que él sabe y ves lo él ve. Por supuesto hay una trama que te engancha y que te hace querer saber más, avanzar un capítulo más y tiene sus giros y sus sorpresas finales, nada es previsible pero tampoco nada es retorcido. Aunque es una segunda entrega del inspector Bianquetti las novelas son autoconclusivas, se puede leer perfectamente sin haber leído el primero, aun así yo siempre creo que es mejor empezar desde el principio para poder conocer la evolución de los personajes comunes en las dos novelas, el autor no se para mucho en darte detalles ni en repetirte lo que ha pasado en la novela anterior, Benito Olmo va directo al grano hasta en esto. A mí me ha gustado mucho más esta segunda entrega, quizás el caso me ha resultado mucho más interesante que el anterior, pero son tan estupendas que merece la pena leer las dos. Muy buena lectura
hace 6 años