El silencio, como negación del lenguaje adquirido y pervertido al desprenderse de su principal función, es el elemento que conforma la atmósfera común de gran parte de las historias que integran este volumen de relatos. Pero, a la vez, es un punto de partida, la posibilidad de un nuevo código y de nuevos significados. La propagación del silencio es una obra que bordea el terreno de la ciencia ficción distópica, el retrato de una sociedad en la que el lenguaje y sus símbolos son propiedad de unos pocos. En este contexto aparece el poliédrico personaje de Camila, como una quimera que se busca aunque se sepa inalcanzable, como una fuerza profética, o como la encarnación detestable y culpable de todas las desgracias sufridas por los personajes, seres desorientados y perdidos que pueblan un mundo regido por reglas incomprensibles.