Justo antes de este, leí el de El niño con el pijama de rayas, y éste que he leído está dentro del mismo marco histórico de guerra que éste. Pensé que tanta historia, tanta guerra, me cansaría (temas que no me entusiasman) y lo abandonaría para leer otro tipo de cosas. Pero no fue así. Lo abandoné, es cierto, pero no por otra lectura sino por la no-lectura. Y al reemprenderlo me enganché tanto a la historia que en una tarde me he fulminado tres cuartos de libro y no es tan fino. Visto desde la perspectiva de los niños todo cambia. La inocencia te hace ver las cosas serias de otra forma. Las historia explicada en sí, hecho por hecho, es un coñazo. Pero a través de las vivencias de unos niños, con las anécdotas, se hace mucho más ameno, más entretenido, incluso más entendible. Y sobretodo, si es una historia real, que han ido montando y recopilando información, juntándolo todo como un puzzle. Ha sido fascinante, muchas gracias, fue un gran regalo. Un notable.
hace 15 años
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