La epidemia de cólera de finales del XIX ha dejado a Ana huérfana de madre, a lo que se sumará, años después, la ausencia de su padre, Pedro Crespo, militar de la Academia de Artillería de Segovia, que ha sido destinado a Cuba para luchar contra los insurgentes. Mateo Garrido, amigo de Ana desde niño, pues sus padres fueron cadetes a la vez en la Academia, siguiendo la estela familiar, decide estudiar la carrera militar en la ciudad castellana.
Los Martínez, dueños de la fábrica de luz, han progresado mucho desde que solo eran suministradores de capotes para el Ejército. Ahora son una de las familias más acomodadas de la ciudad y nadan en dinero, pero eso no es suficiente para conseguir la consideración social que ansía Ramona, la madre. La única opción de darle lustre a su nombre será emparentar con algún militar y por ello pone sus ojos en Ana, con quien quiere que su hijo Alvarito se case.