El príncipe Pipo de Papapuré se asoma un día al mirador y se da cuenta de que el mar está rojo. El motivo es que ha llegado una ballena herida a la playa y echa tanta sangre que todo el mar se ha teñido de rojo. La ballena corre peligro de muerte. Pipo le pide a su padre que la salve. El médico de Papapuré la cura, pero la ballena todavía está muy débil. Por eso, todos los habitantes de la isla se ponen a trabajar en la construcción de una enorme bañera y la meten allí mientras se recupera. Mientras tanto, Pipo y ella se hacen muy buenos amigos. Cuando la ballena se pone bien, Pipo tiene que devolverla otra vez al mar. Aunque un poco triste por la separación, el chico es feliz porque ve feliz a su amiga.