Verano de 1992. La desaparición de un muchacho de doce años conmocionó Wilmington, una barriada residencial de las afueras de Londres, y sumió a la familia Barnes en un infierno de culpa y autodestrucción. Tras la muerte del padre, Sarah, la hermana menor de Charlie, queda al cuidado de una madre resentida y alcohólica
Dieciséis años más tarde, Sarah, convertida en profesora de una academia femenina, encuentra muerta a una alumna suya en un bosque de los aledaños de Wilmington. Su vinculación con los dos casos trastorna el comportamiento de la maestra. A pesar de haber querido mantener siempre en secreto su pasado, no duda en inmiscuirse en la investigación y entorpecer la labor policial, centrando la atención de los medios y el foco de la sospecha sobre su persona.