Dicen que cuando pierdes el control de tu vida, el resto del mundo también lo percibe. En mi caso, el pequeño oasis de estabilidad en el que me encontraba se vio afectado por el impacto de un meteorito con nombre y apellidos que trastornó todo. Sin embargo, dentro de la oscuridad siempre existe alguna grieta por la que se cuelan tanto la claridad como la esperanza… Y en mi vida han aparecido en forma de puerta. Una habitación. Un despacho de abogados. Tres perros guardianes. Una agencia peculiar. Una propuesta que cambiará mi vida. Y la luz al final del túnel. ¿Qué podría salir mal?