Paul Gauguin (1848-1903). Un peregrino entre los mundos: Como apenas ningún otro artista, Paul Gauguin se expuso al modo de vida que él había invocado en su obra. La naturalidad e ingenua armonía de una vida salvaje, primitiva, que él invocó a fin de reprocharle sus defectos a su propia civilización, a la que despreciaba, no deseaba sólo retratarla: quería llegar a conocerla y con su propia existencia dar testimonio de que el exotismo del Pacífico Sur era algo que más que sólo aquel artificioso encanto que, provocado por las feridas mundiales y los reportajes periodísticos, fascinaba a la Europa de su época. Especial 100 Años con Matisse.