En 1972, Florido Mayo, obtuvo el Premio Alfaguara de novela y fue acogida por la crítica como un texto de irreprochable técnica y de deslumbrante barroquismo. Grosso llegada a la culminación de su técnica narrativa con esta novela compleja y exigente con el lector y que, veladamente, mostraba su propia biografía disuelta entre sus páginas. Treinta años después de su publicación y tan poderosa como entonces, esta nueva edición rescata un libro que desde el primer capítulo se ofrece como una laborioso y a veces difícil fiesta, con claras influencias de Joyce, Faulkner o Proust, donde el componente autobiográfico, la compleja crónica familiar y la aparición de Sevilla como un personaje vivo y sensual -igual que Dublín de Joyce o la Viena de Bernhard-, se mezclan en un magistral monólogo interior.