En 1948 un sacerdote católico norteamericano, Livingston Stamp, encuentra en unas cuevas de China a un niño que vive solo y que posee un talismán de aspecto maléfico al que se le atribuyen poderes sobrenaturales. El padre Stamp bautiza al niño con el nombre de Peter y hace que sea educado en Roma dentro de la Iglesia católica. Treinta años después aquel niño se ha convertido en un sacerdote que ejerce sus funciones pastorales en California; allí se descubre que tiene un don prodigioso, su fama se extiende por todo el mundo, pero a pesar de los hechos singulares que puede realizar, prevé que de ellos se derivarán grandes males y se refugia en un monasterio solitario de Grecia. La muerte misteriosa de varios papas acaba provocando que Peter sea llamado a ocupar el solio pontificio y entonces es cuando comprendemos que sus poderes extraordinarios se deben a aquel enigmático y diabólico talismán.