El libro reúne una serie de escritos emparentados entre sí por un mismo motivo: la infelicidad. Desde los orígenes de la literatura griega, junto a la desdicha que cerca la existencia humana aparece algo esencial. El horizonte de la vida, tantas veces lleno de ignorancia y miseria, queda alumbrado siempre por la inteligencia y la amistad. Ambos conceptos, que brillaron en los albores de la filosofía y la poesía, dejaban ver el progreso hacia el que iba a orientarse, a pesar de vacilaciones y decepciones, la esperanza de la cultura. Una cultura que dependía de una educación en las palabras y en lo que esas palabras verdaderamente significaban. Este Elogio de la infelicidad constituye una compilación representativa del pensamiento filosófico de Emilio Lledó, cuya «capacidad inquisitiva para interpretar el lenguaje poético conecta», en palabras de Caballero Bonald, «con esa misma penetración suya en los ámbitos de la filosofía. Se trata, en cualquier caso, de un ejemplo de exégesis que debe figurar en el canon de nuestra historia crítica de la cultura. Ahí mismo se abre una de esas puertas de la razón que conduce a la justicia».