En la contracapa se leen referencias a "El resplandor", "La carretera" o Hitchcok. Un consejo: no les hagan ni caso. La novela es una sucesión de situaciones repetidas sin gancho ni sentido plagada de despropósitos. La relación va desde el comienzo hasta el final. Un anciano llega a un pueblo aislado por la nieve y entonces le asignan una casa que él pone habitable. Después llega un muchacho al mismo pueblo pero tiene un accidente en su coche y deciden que el viejo cuide del joven. Entonces uno se pregunta: ¿por qué los residentes del pueblo, tan ansiosos que están para salir de él, no salen por la carretera que transitó el muchacho? Parece una buena pregunta. Todos tienen hambre pero un día el viejo y el joven van a pescar a un lago que, por cierto, no está cubierto de nieve curiosamente. Pescan para hartarse durante días. Nos asalta una nueva pregunta: ¿por qué no pescan en ese mismo lago todos los del pueblo? Para abandonar el pueblo, deciden convertir una furgoneta en una moto de nieve. Como no son capaces, piden la ayuda del muchacho, que es mecánico, para quien resulta, al parecer, "un juego de niños" (como se lo cuento). Y pregunto: si no había mecánicos en el pueblo, ¿cómo es que ya tenían ese proyecto antes de llegar el muchacho? El descubrimiento de un quad es otra muy buena. Todo así... Después está la forma. Y aquí se descubre que el autor está muy corto de recursos. Sus metáforas son tan manidas que dan pudor. Pues eso: un nuevo misterio del sector editorial mundial
hace 4 años
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