Juan P. Vidal, escritor y economista español, lleva viviendo en Brooklyn muchos años. Su inmersión en el ambiente americano le ha inspirado no solo hasta el punto de ambientar sus novelas en esa ciudad, sino que además las convierte en un personaje más en el que vertebra su universo literario.
Tras ocho años de espera desde que publicara su anterior obra literaria, lanza “El mar de los espejos” con el sello de ediciones Carena, la cual vio la luz a principios del 2023.
La historia transcurre en Nueva York y sigue los pasos de Luis, quien acaba de descubrir que han asesinado a su amigo Charlie. La muerte de esta persona tan cercana a él y la respuesta de su círculo de amigos le hará cuestionarse numerosos aspectos de la vida e incluso llegar a dudar de sí mismo y del mundo que lo rodea. Su empeño en conocer la verdad lo hará encontrarse en la cuerda floja entre la verdad y lo que todo el mundo desea creer.
Con un estilo exquisito, pulcro, poético y descriptivo, Vidal no solo presenta a una serie de personajes, que se encuentran en un momento crucial de sus vidas, si no que consigue con su narración profundizar en un entorno repleto de tensión e intrigas. Para ello hace uso de las pormenorizadas descripciones, de la exactitud de detalles y de la introspección del propio protagonista, destacando aquellos aspectos más relevantes que consiguen crear una atmósfera tensa y recelosa en donde Luis tiene un juicio sobre todos los que le rodean.
Del mismo modo, Vidal describe con exactitud diferentes puntos de Nueva York, localizando toda la trama en sus famosas calles, destacados locales o monumentos emblemáticos, lo que otorga una ambientación veraz y consistente a la novela.
El mar de los espejos se encuentra narrada a dos voces, por un lado, el propio protagonista expone sus vivencias, preocupaciones y sentimientos en un tono pasado, al mismo tiempo que se intercala con un narrador omnisciente, el cual presenta una perspectiva más alejada del propio personaje principal, ofreciendo un enfoque más global y menos subjetivo de la situación.
A través de una mirada introspectiva, Vidal otorga una gran profundidad a sus personajes, realizando un gran análisis de los mismos y poniéndolos de manifiesto a través de extensos coloquios. Este tipo de conversaciones, aunado a la transparencia de pensamientos de Luis, permite crear juicios sobre todo lo que los rodea como personas.
Así mismo, se ejerce un juego temporal usando técnicas como la analepsis y la prolepsis, de tal modo que a pesar de ser una narración pausada el lector se va moviendo con facilidad por los diferentes años de la vida de Luis.
Gracias a esa mirada, en donde Luis hace memoria de su pasado, se nos permite concebir una visión global del entorno que lo rodea, su situación social y la evolución de sus relaciones a lo largo de su vida.
A lo largo de la novela son muchas las temáticas que se tratan e invitan, de un modo u otro, a la reflexión. Entre algunas de ellas podemos destacar: la vorágine vida en la ciudad, el costumbrismo creado a base de consumismo, la rapidez, el movimiento, el estrés o la necesidad de muchos de sucumbir a las drogas para ser capaz de sobrellevar ese frenesí.
Así mismo, cuestiona las relaciones humanas, planteando si realmente conocemos en profundidad a los que nos rodea o solo aquella parte que ellos manifiestan ocultando así su verdadero rostro.
También, trata sobre temas complejos y controversiales como la sexualidad, el sentimiento de identidad al respecto, el daño producido por los prejuicios de los que te rodean o no entienden la condición de cada uno, los traumas y los caminos que llevan a la sanación, el desconsuelo ante la pérdida, el abuso, las relaciones románticas y la amistad.
Del mismo modo, estudia y manifiesta diferentes formas de entender el dolor y hacer frente a los problemas a través de reflexiones y exposiciones sobre los pensamientos de los propios personajes en profundas y sinceras conversaciones.
Por último, verbaliza y presenta pensamientos y corrientes filosóficas divergentes en torno al estilo de vida social, el arte, los valores, la fidelidad, el destino de cada uno, las relaciones de pareja o la paternidad, entre otros, todo ello mediante diálogos que conllevan retazos de concepciones diferentes y argumentados sobre las mismas realidades.
Esta novela negra, la cual algunos catalogan como thriller, se centra especialmente en todo aquello que rodea la trama, ya que esta no inicia hasta bien entrada la novela, debido a que la intención del autor no es tanto contar lo que pasa sino todos los pensamientos y acontecimientos que nos llevan a esos momentos decisivos tomando un rumbo zigzagueante en donde aquello que parece real o certero se desmonta con una conversación o impregna la duda sobre lo que se creía cierto.
Vidal desnuda y se adentra en la psique de sus personajes, desvelando y analizando la relación entre ellos y focalizando la atención en desmigar todos los aspectos personales que envuelven la intriga más que en la misma.
Cabe destacar que la narración es lenta, reflexiva y analítica por lo que su lectura no se puede tomar a la ligera y requiere de atención durante la misma.
Se trata de una novela con un tono pesimista y desasosegado de la vida, de las relaciones e incluso de uno mismo, sin embargo, en su mensaje final no falta un toque esperanzador y de renovación que lleva consigo sanar las heridas del pasado, cerrar etapas y crecer como persona.
Sin duda alguna, es una obra recomendable para adentrarse en el Nueva York de los 90 y perderse en una trama llena de misterio y suspense, a través de una serie de personajes reales, viscerales, hipócritas y completamente volátiles que harán reflexionar sobre diferentes temas de los que el lector no saldrá indemne. (Marisa Costa, 6 de marzo de 2023)