Desde el sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, al filósofo francés Albert Lautman, pasando por Hipatia, Plinio el Viejo, Miguel Servet, Descartes, Simone Weil, Spinoza, Olympe de Gouges, Condorcet, Leibniz y tantos otros, la historia de la filosofía está llena de nombres de personas que mantuvieron la entereza en circunstancias que hacían extremadamente difícil guardar fidelidad a las exigencias del pensamiento: personas que rechazaron postulados religiosos, políticos o científicos que no superaban la prueba del recto juicio, fuera cual fuera el peso de la autoridad individual o institucional que los apoyaba. Las biografías de quienes fueron fieles a la razón en diversos contextos pese a la condena de sus contemporáneos ilustran el alcance de la radical apuesta a favor del pensamiento a lo largo de la historia y constituyen, en suma, una incomparable lección viva de moral.