De la legendaria figura de Pitágoras se dice que fue un gran matemático al que se atribuyen audaces hipótesis en astronomía o en música. Pero, además, Pitágoras habría sido, según Cicerón, el primero en haber usado el calificativo de filósofo, que se aplicó precisamente a sí mismo. ¿Qué significa esto?, ¿qué añade al científico Pitágoras la condición de filósofo? Para encontrar una respuesta, el prestigioso filósofo Víctor Gómez Pin se remonta a las florecientes ciudades marinas de Jonia (Mileto, Samos, Éfeso), donde seis siglos antes de nuestra era se asentaron las bases sobre las que se erigió la filosofía. En este libro asistimos, así, a la infancia de esta disciplina, una infancia afortunada en la que se generaron interrogantes que siguen plenamente vigentes en nuestros días.