En este relato de ficción política, las eternas dos Españas flirtean como lo hicieron en el verano de 1996 Juan Perea, diputado socialista, y Ana Monreal, del PP. Una relación que acabó formando una familia y, si dos adversarios políticos pudieron hacerlo, ¿por qué no podría ocurrir de igual modo entre partidos? En El final de una herida, las conversaciones entre los personajes políticos de aquellos años y sus pensamientos nos aportan una visión optimista, vital e, incluso, orgánica de nuestra más reciente realidad histórica.