Hay libros a los que uno no encuentra cómo hincar el diente. Este es uno de ellos: todo descripciones, apenas guión, apenas interacción, se supone que simbolismo pero este lector no le ha encontrado tampoco la simbología.
hace 7 añosEn las afueras de Salzburgo, separado de su mujer y de sus hijos, un profesor de lenguas muertas vive la vida muerta de la pura contemplación. Pero las cosas suceden, por mucho cuidado que se ponga en evitarlas: un día, en plena calle, Andreas Loser tropieza con un viandante y lo hace caer al suelo. ¿Ha sido un acto intencionado? Si Loser -su voluntad consciente- ha intervenido en el orden del mundo, la consecuencia es clara: se está fraguando una historia, y toda historia necesita un testigo. Éste será el propio hijo del profesor, para que le movimiento desnudo y lógico de la vida se atenga a sus desenlaces necesarios. Peter Handke es ejemplo, resumen y máximo exponente de los rasgos más característicos y mejores de la actual literatura en lengua alemana. En El chino del dolor nos ofrece un despiadado análisis del proceso de formación de la obra literaria, es decir: del modo en que se observa e inmortaliza la realidad del paisaje y sus figuras.
Hay libros a los que uno no encuentra cómo hincar el diente. Este es uno de ellos: todo descripciones, apenas guión, apenas interacción, se supone que simbolismo pero este lector no le ha encontrado tampoco la simbología.
hace 7 años