Quince relatos acerca del hombre en el futuro, viviendo en otros mundos, fabricando sirvientes mecánicos, diseñando nuevas formas para su propio cuerpo. Entre ellos hay dos clásicos: "Las puertas de su cara, las lámparas de su boca" (premio Nebula 1965), sobre la pesca en los mares de Venus de la criatura más grande del sistema solar, y «Una rosa para el Eclesiastés» finalista del premio Hugo en 1964 y que Theodore Sturgeon describió en estas palabras: "Una de las obras de arte más hermosamente escritas, hábilmente compuestas y apasionadamente expresadas que hayan aparecido en alguna parte, alguna vez."