La tradición ensayística ha sido, desde sus lejanos inicios, una fuerte toma de partido, un impulso crítico y una profunda interrogación respecto a las condiciones de su propia época. Pero esa búsqueda experimental nació de las fisuras del discurso oficial, fue el resultado de la oscura tensión que desde sus comienzos atravesó el espíritu de la modernidad. Tal vez por eso el ensayo sea la escritura del sujeto moderno, manifestación de sus extraordinarias inquietudes y de sus soledades. Lejos de cualquier forma de consolación, el lenguaje provisional y crítico volvió sobre sus propios pasos, se encargó de hurgar en el interior de sus fantasmas, e impidió que la lógica expansiva de una subjetividad arrasadora se desplegara por la historia libre de cuestionamientos. El ensayo ha sido la escritura de la sombra, el revés de la luz racional, la fisura en el muro de la certeza cartesiana, la poética de la hegeliana noche del mundo o el intento de seguir tras las huellas huidizas del mal radical apenas pronunciado por Kant. Viaje hacia los confines de una época caracterizada como homogénea que, sin embargo y a la luz crítica de ciertos pensadores del límite, nos devuelve sus opacidades, sus formas fantasmagóricas, sus insondables cavernas en las que naufraga su deber ser. En este libro Ricardo Forster continúa la saga de la tradición ensayística, a sabiendas de las enormes dificultades que supone mantener el rumbo en una época que le ha dado la espalda a lo más propio y esencial de la modernidad: su cultura crítica, como brújula orientadora en un mundo desolado de sentido. A lo largo de sus capítulos se va perfilando el complejo entramado del siglo XX, en una cartografía que reúne exilio y memoria -sus usos, sus astucias-, lenguaje y testimonio -el horror indecible, la voz lacerada del testigo-. En sus páginas se dan cita, entre otros, Benjamin, Celan, Levi, Agamben, Derrida, figuras clave del pensamiento y de la cultura, propios de un siglo cuyos destellos y claroscuros este libro contribuye a avizorar.