Julius pasea por la ciudad. Es un residente de psiquiatría que intenta despejar su cabeza. Su discurso, lejos de ser un monólogo, es un ir y venir en su existencia. A través de sus paseos conocemos su vida, a sus vecinos, su familia, su pasado, sus inquietudes y sus amistades.
A medida que le vamos conociendo, comenzamos a sentir simpatía por él, porque aunque en apariencia su alegato no nos lleva a ninguna parte, en realidad consigue que intimemos con él, que compartamos sus inquietudes, sus miedos y sus anhelos. Porque Julius en realidad es cada uno de nosotros, alguien que se muestra tal y como es, que proyecta la imagen que quiere proyectar.
Teju Cole se sirve de un personaje polifacético y contradictorio, un hombre sencillo que cuenta historias sencillas, para ofrecernos una novela diferente, poco usual, original y brillante, un libro que nos obliga como lectores a desempeñar un papel mucho más activo que el del lector neutral.
(Nùria García Ibáñez / Quelibroleo)