Sarket ya debería estar muerto. Debió haber muerto con su madre al nacer, y cuando se enfermó de neumonía, y cuando los cirujanos cometieron una negligencia al implantar el aparato que ayuda a su corazón a seguir latiendo. Lo cierto es que, por algún motivo que los médicos aún no logran comprender, sigue con vida. Habrá quien lo atribuya a un milagro, aunque eso es imposible. Los milagros desaparecieron junto con los dioses hace mucho tiempo, cuando el rey loco les declaró la guerra y los asesinó. Pero ¿es posible matar a un dios? ¿Están los dioses muertos o solo guardan silencio?