De forma general me gustó este libro, aunque no puedo decir que se incluirá en MI salón de la fama. Me gusta la autopsia psicológica que puede hacerse de los personajes a partir de esta lectura por ejemplo Eugenio Sanz (el protagonista), solo ve la paja en el ojo ajeno; Federico, cree saber todo sobre alguien por una frase leída u oída; Rocío juzga ligeramente, y así sucesivamente.
La psicología de los personajes tiene muchas lecturas acertadas.
A su favor tiene que el personaje principal es original (un sexagenario), no se imagina uno a un sexagenario escribiendo cartas de amor y de hecho al principio no son “cartas de amor”, es muy consistente, el autor no pierde las referencias de la historia.
Me mantuvo todo el tiempo preguntándome en que acabaría, ya me sospechaba yo que no habría un “final feliz” pero no pude ver el final hasta que me golpeo y no fue sacado de la manga, eso siempre me gusta de un buena historia. Es fácil de seguir el desarrollo de la trama.
Según mi criterio es un desacierto que el protagonista habla poco de “la otra parte”, solo tenemos las cartas de un lado, el lenguaje es un poco fuera del contexto de las cartas, aunque entiendo que para el tipo de narración es difícil hacerlo de otra manera. El desenlace quedo un poco forzado.
El título me suena un poco fuera de contexto, tanto del tipo de novela como de la historia en sí, no visualizo al “voluptuoso”, ni siquiera en la imaginación de los personajes.
hace 6 años
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