Medina Antaqira. 1478. Un judío, un musulmán y un cristiano nacen a la misma hora, bajo los funestos augurios de un cataclismo y un cielo que, de pronto, se ha tornado púrpura. El abuelo del musulmán - estrellero conocedor de los inescrutables enigmas del universo -lo descifrará como claro vaticinio de que los tres serán perseguidos en nombre de algún dios. El riguroso acontecer histórico del siglo XV español justifica, en efecto, el destino del judío y también del musulmán, pero no así del cristiano, cuyo diario, último en exponerse, encierra las claves de la trama.