¿Dónde está Dios?. Ésa es la pregunta que una joven negra formula a la misionera que la ha convertido. "Él ha dicho "Busca y encontrarás"", le responde ésta. He aquí que la hermosa heroína de piel satinada, tomándose al pie de la letra la frase de Dios, se aventura, cachiporra en mano y con la Biblia como guía, por la selva africana. El periplo le pondrá delante todo tipo de dioses: los del Antiguo y el Nuevo Testamento, el del Corán, el dios de la Ciencia. Pese a que entre ellos existen pequeñas diferencias, los dioses poseen el don común de horrorizarla: unos, por anticuados y radicales; otros, por intolerantes; la mayoría, por mezquinos. La muchacha fulmina no tanto a cachiporrazos como a preguntas de inocente escepticismo a cada uno de los ídolos que se cruzan en su camino, dejando vía libre a la libertad religiosa, los derechos de las mujeres y la emancipación política.