Una novela más protagonizada por el comisario Salvo Montalbano, ambientada en Sicilia, en la ciudad imaginaria de Vigàta. En esta ocasión el descubrimiento de un cadáver que lleva muerto varios años traerá de cabeza al “dottore”, que además tendrá que soportar un mes de agosto terriblemente caluroso, en el que curiosamente le da por quitarse la ropa en lugares y momentos de lo más sorprendentes.
Se repiten personajes de otras novelas de la serie –su novia Livia y sus compañeros de trabajo en la policía: Catarella, Fazio…-, poco caracterizados, al igual que las descripciones, que escasean. En cambio abundan los diálogos, que dan agilidad a la trama, que es ligera y amena. En conjunto, aunque no es la que más me ha gustado de sus novelas policiacas, me ha parecido entretenida y absorbente, recomendable y refrescante entre otro tipo de lecturas más reflexivas.