La locura no es una simple enfermedad, es la forma en que los dioses se relacionan con los humanos cuando quieren comunicarles algo; pero sobre todo cuando los hombres cometen algún tipo de impiedad y deben ser destruidos. Sólo entonces entendemos que la locura no es un estado permanente, sino una vivencia que delata la presencia de potencias que rigen nuestras vidas. Esto es lo que la autora nos explica a lo largo del libro, haciendo el recorrido por las figuras más importantes de la locura en la tragedia griega, como lo son áte (exaltación divina), ménos (ardor), hamartía (error, pecado), la famosa melankholía (bilis negra), a la vez que aclara algunos de los conceptos que el psicoanálisis ha producido sobre el delirio humano. En este momento en que el sentido existencial de los hombres parece extraviado, este libro puede ser una guía o por lo menos un diagnóstico de dicho extravío.