Con ocasión de su ingreso en la Real Academia, Miguel Delibes transmitió un recado de parte de sus personajes de ficción: si el progreso moderno, el de la técnica y el consumismo, equivale a la destrucción de la naturaleza, ellos renuncian a ese progreso. Así de sencillo y contundente. Nadie ha denunciado con tanto énfasis "la dorada apariencia del progreso" como lo hace Delibes con este dramático y cautivador texto. Se trata de un riguroso análisis del "sentido del progreso desde mi obra", cuya idea central es tajante: "Todo cuanto sea conservar el medio es progresar; todo lo que signifique alterarlo esencialmente, es retroceder". Y a defenderla lúcidamente se dedica en estas páginas, abogando por la plena armonía entre progreso y humanismo, de modo que la ciencia y la máquina estén al servicio del hombre. Obra bella y cautivadora, que combina fe y desesperanza y resume magistralmente el pensamiento del gran autor vallisoletano, premio Cervantes 1993.