Al final de la Segunda Guerra Mundial, el granadino comisario Polo se halla en Francia circunstancialmente cuando debe desplazarse al París ocupado para investigar la desaparición de un hombre del que al inicio de la novela el autor deja claro que ya está muerto. Pese a conseguir de manera sobresaliente una soberbia atmósfera del París de la época y de la turbidez de aquella ciudad ocupada por los nazis, en lo que se refiere a la trama, Justo Navarro no consigue más que hacer caer al lector en el tedio más absoluto. Las entrevistas a distintos personajes de nombre alemán o francés de los que no queda claro su identidad ni su papel, las situaciones referidas por el autor sin haber dado antes datos sobre ellas, la ausencia de avance en la historia y la confusión….Todo ello no logra más que enfrascar el lector en la –no cabe duda- bien conseguida atmósfera del París ocupado, pero hasta el extremo de hacerlo sentir confuso como si se hallara perdido en medio del humo asfixiante de sus cabarets. Muy lejos de la calidad e interés que despierta “Gran Granada”, en la que el comisario Polo aparece en la ciudad del Darro en los años sesenta y con una historia de gran estilo narrativo (se hubiera reseñado aquí de no haberla leído antes de comenzar con este blog), “Petit París” queda en una pretensión. Siempre podremos volver a leer “Gran Granada”. www.antoniocanogomez.wordpress.com
hace 1 año