La figurante es una novela llena de sobriedad y delicadeza. Su protagonista es Noga, una arpista de éxito que vive en Holanda y regresa a su Jerusalén natal para ayudar a su madre a tomar una decisión importante. Lejos de su arpa, comienza a trabajar como figurante, lo que le permite ponerse en la piel de otros y reflexionar sobre su propia existencia. Se trata de una obra de carácter extraordinariamente intimista, que ahonda en temas como la familia, los recuerdos y el peso del pasado. Su vuelta a casa, obliga a Noga a reabrir viejas heridas y enfrentarse con dilemas que creía olvidados, así como a replantearse el papel que ha jugado en su vida y en la de sus seres queridos. El autor consigue articular una novela muy sutil, pero que a la vez resulta sugestiva y poco previsible. En la prosa de Yehoshua nada es trivial. Si bien en ocasiones la narración se centra en aspectos aparentemente poco significativos, todo tiene una mayor trascendencia. Noga desliza sus dedos por su querida arpa formando parte de una sinfonía. Y Yehoshua compone la suya propia con cada detalle, cada recuerdo, cada emoción. (Ana Rayas, 3 de julio de 2017)
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