En 1981 Primo Levi construye una antología de los autores que más han influido en su formación, con una serie de breves pasajes que pueden ser considerados al mismo tiempo una declaración poética. La búsqueda de las raíces confirma el carácter universal, enciclopédico y curioso de Levi, en el que confluyen el interés científico (Darwin, Bragg, Gatterman, Thorne) y el humanístico (Homero, Conrad, Saint-Exupéry, Babel), ofreciendo de este modo un auténtico autorretrato intelectual de Levi.