La búsqueda de la felicidad a través de los pequeños placeres de la vida es la premisa fundamental en la que se basa la última obra de Laurent Gounelle. Y cuando habla de felicidad apunta no únicamente a la propia, sino también a la de las personas que nos rodean, pues el autor establece una unión entre ambas. Ello se refleja en el mismo título de la novela, Hoy haré del mundo un lugar mejor, que hace referencia al propósito de su protagonista, Jonathan, de poner en orden su vida volcándose en los demás. Gounelle, más que novelista, es especialista en desarrollo personal, lo que se manifiesta en su obra, que resulta muy accesible para todo tipo de lectores, tratando de hacerlos sonreír. Jonathan se ha separado recientemente pero sigue viendo a su exmujer a diario, ya que comparten un negocio. Se siente triste y descentrado, así que decide comenzar a tener pequeños detalles con desconocidos –como invitar anónimamente a un café a una persona con aire melancólico– y a buscar su propio bienestar por medio de las cosas más simples, como un paseo por un lugar agradable. Hoy haré del mundo un lugar mejor es una historia sencilla y agradable, que sin destacar especialmente desde un punto de vista literario, resulta reconfortante. Se lee con avidez gracias a su prosa asequible y fluida, y deja buen sabor de boca. (Ana Rayas, 24 de septiembre de 2015)
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