Si al lector le gusta Nueva York, es difícil, por no decir imposible, cansarse de leer libros sobre la Gran Manzana, ya sean crónicas actuales, cuentos ambientados en la ciudad de los rascacielos o, como en este caso, pequeñas piezas entre literarias y periodísticas de finales del siglo XIX. Salvando el lapsus temporal, la ciudad esta ahí y es fácil de reconocer. Pueden haber cambiado los tiempos, los tipos y la topografía pero en las páginas de Stephen Crane, un oscuro escritor neoyorquino con vocación periodística que no llegó a poner un pie en el siglo XX, lo que late es Nueva York en estado puro. Indudablemente sorprenden las escenas, fotográficas, totalmente visuales. De haber vivido un poco más, tal vez estaríamos ante un director de cine volcado en su protagonista, la ciudad, y sin embargo lo que tenemos es una ventana al pasado, a situaciones concretas y personajes si no estereotipados sí muy propios de la Nueva York de la época. La edición, tan cuidada como toda la coleccion de narrativa de El Olivo Azul, ayuda a hacer de la lectura de estas Historias de Nueva York una lectura deliciosa, para saborear despacio. (Gloria Magro)
hace 14 años