Año 1914. Acaba de estallar la Gran Guerra y Julieta Carrión de la Vega llega con 16 años a Bolivia procedente de España, para reencontrarse con su padre, don Gonzalo Carrión, que dirige una mina de estaño en la ciudad de Potosí. Huérfana de madre, Julieta adora a su padre, o al menos la imagen idílica que tiene de él, pero muy pronto choca con la dura realidad. Don Gonzalo emplea niños para trabajar en la mina, y padre e hija tienen un primer y tremendo enfrentamiento. No solo eso, Julieta descubre que, desde hace años, su padre tiene una amante, Adela, una atractiva y peligrosa mestiza. Harto de las peleas con su hija, don Gonzalo decide enviarla a una de sus propiedades en un lugar recóndito e inhóspito: El Salar de Uyuni. Allí, en un paraje de belleza salvaje, Julieta encuentra a paz y crea con los indígenas de la aldea cercana a su casa una cooperativa para explotar la sal. Conoce sus costumbres, sus valores, sus miedos, y también conoce a Siwar, un atractivo indígena, con quien entra en conflicto al principio, pero de quien acabará enamorándose. Sin embargo, un buen día Julieta recibe la visita de su padre, que llega con una terrible noticia: la ha casado por poderes y la manda a España para que se consume su matrimonio. Además, le revela que Siwar trabaja para él y tenía el encargo de vigilarla atentamente. Julieta, desolada, viaja a Madrid, creyendo haber perdido para siempre El Salar, a sus gentes y especialmente a Siwar. Pero a veces la vida cierra una puerta pero abre otra, y la tenaz Julieta no parará hasta conseguir recuperar su verdadera vida.