En “El otro nombre”, Fosse (Premio Nobel de Literatura 2023) no quiere inventar una historia simbólica, mítica en cierta medida. No quiere ni siquiera una historia. Aquí entra en las cocinas del “gran vuelo” (la trascendencia) y quiere ver cómo somos capaces de crear algo así y por qué lo necesitamos. Entonces nos mete en la vida cotidiana de un hombre que es artista, que vive del arte, que solo hace arte como si estuviera inhabilitado para la vida normal. Y este hombre, que solo sobrevive después de la muerte de su mujer y que ha sido alcohólico, todavía no está en el gran vuelo, está en el deseo del gran vuelo: intenta pintar aunque nunca le satisface y reza, reza para superar el miedo a la limitación. Quizás antes de leer este libro no relacionábamos el miedo y la angustia con la limitación, pero aquí se ve claro. Solo el recuerdo del primer amor o de la muerte del abuelo, el recuerdo de las experiencias infantiles y juveniles donde todavía no había limitación, nos traen la vivencia de la libertad y el juego.